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domingo, 22 de diciembre de 2013

Dinosaurios, quinto Mandamiento y por qué somos ganado en propiedad. Sara Téllez-Torre



SARA TÉLLEZ COMENTA DOS NOTICIAS

Dinosaurios, quinto Mandamiento y por qué somos ganado en propiedad.

¿Un título inexplicable? El análisis de dos noticias difundidas por los medios de comunicación me ha sugerido las tres cuestiones del título. Tened paciencia o empezad por el final.

Dícese, en algunos sectores de inquieta investigación, que la extinción de los dinosaurios, sin ser la primera en la andadura del planeta, sí que es muy clarificadora. Esa especie dominó la tierra de un modo absoluto, durante un montón de millones de años: Si un Ente los puso  ahí, sin duda les aplicó eso de “creced y multiplicaos” y lo hicieron con total perfección, usando y abusando de toda la tierra en la medida de sus exigencias, basadas en la violencia y su número en expansión. Tan bien les iba que si no se hubieran extinguido… habrían terminado con ellos mismos y con su sustento terrestre, debido al número y a su evidente falta de capacidad para analizar situaciones, sacar conclusiones y reformar sus hábitos.  Incluso, de haber tenido futuro, y evolución cerebral suficiente en algún grupo, el mismo habría esclavizado, explotado, y convertido en ganado de carne al resto, sin otra opción.

Pues bien, un sector de los analistas señalan, con apreciables fundamentos, que fueron un experimento fallido. Quizá por ser creación de endiosados alienígenas aficionados a la experimentación en laboratorios planetarios, esto es, que crearon dinosaurios en plan ovejas Dolly a lo bestia. Pero debieron de comprobar que, por ahí, no iban a parte alguna: si se crece y multiplica indefinidamente, sin capacidad de razonamiento y reversión, el planeta se llena, se matan entre todos o se quedan sin comida. El creador galáctico impaciente decidió quizá evitar esa futura extinción cruel, larga y miserable. Y, los liquidó de un plumazo, mediante un misil de largo alcance y mandó un meteorito cuidadosamente medido y pesado, para un remate rápido. O algo así.

Extinguidos ya. Bueno, pues a empezar de cero y segundo intento, un puñado de añitos y aquí estamos nosotros, debidamente corregidos los fallos previos: con cuerpos pequeños tenemos un centro de control en constante desarrollo (el cerebro), que nos hace evolucionar y perseguir un fin que, conforme a la experiencia, no debería ser ya un “creced y multiplicaos” infinito, pero que lo es de nuevo.  Los “experimentadores de allá arriba” no han eliminado el instinto de dominación y la historia vuelve a repetirse. Y volverá, previsiblemente, a fracasar. Cualquiera puede comprobar que somos y actuamos como dinosaurios: unos contra otros y todos contra el planeta. A nivel personal, local, nacional, internacional y global, se tome por donde se tome.

Pues bien, al caso, y con referencia a la parte del título “por qué somos ganado en propiedad”, ya sea del “creador”, ya de la “élite terrena” y referido en exclusiva a la humanidad, aquí va la primera noticia (1) (publicada por varios periódicos, por ejemplo en 20 minutos) en este caso producida dentro de una nación de cuarta fila, como somos, y que avisa perfectamente del “efecto dinosaurio”, por el que unos son (socio-económicamente) comida de otros, mientras a su vez comen a otros,  y así hasta donde se puede. Título de la noticia: “Un tercio de las personas mayores atendidas por Cruz Roja no puede poner la calefacción”.  Y destaco el dato: el 33,3% de los mayores informados “no puede poner la calefacción ni una hora al día”. Esto en un país (deteriorado por la corrupción, desgarrado por la rapacidad institucional, destruido por la demolición del bienestar) con un invierno corto pero extremado en una gran parte de su territorio, y que afecta, entre otros, a personas de escasa movilidad que  pasarán la mayoría de su tiempo quietos, supongo que bajo toneladas de ropa, en su casa. Con el dato añadido de que una parte de ellos, además, ayuda a sus descendientes a sobrevivir económicamente. ¡Qué panorama, muestra evidente de lo que está pasando!  Que es que la razón humana es ineficaz e indiferente.

Y ahora, la otra noticia (2), igualmente difundida por los medios (por ejemplo en televisión) de comunicación: “El Rey construyó en 2007 un pabellón de caza que fue pagado por patrimonio nacional(esto es, con el dinero público de todos nosotros) Y menciona el coste: Dos millones de euros.

Y señalo, reproduciendo unas líneas que  proceden de un tal A. Montero que: el rey “vio cumplido uno de sus sueños: tener su propio pabellón de caza”, y más adelante: el pabellón de caza está situado muy cerca de Zarzuela y hasta allí fueron trasladados todos los trofeos de caza del monarca una vez terminada  su construcción y que hasta ese momento estaban dispersos en fincas de patrimonio y casas de amigos”.  ¿Les parece poco? Pues atiendan: “tiene 1.700 m2... la planta baja tiene 1.000  m2 y la superior… tiene 700 metros2. La altura de los techos es muy elevada para que entren piezas de mayor tamaño, como elefantes o jirafas  y dispone de una sala acorazada de 200  m2 para guardar las armas. Los materiales…son de primera calidad…” Menudo despelote social, tanto en 2007, que se construyó, como, aún más, visto desde la perspectiva actual. Importamos sólo para producir recursos y pagar involuntariamente los antojos y gustos a quienes disponen del Poder. Somos ganado en propiedad, aunque, siéndolo, también se tenga derecho a otro tipo de ganado en triste propiedad.

Dinosaurios somos… y entre nosotros nos comemos. Pero tranquilos, abuelos sin calefacción que asisten con sus míseros recursos a sus familias, que el rey ha cumplido su imprescindible sueño de cazador sin hambre, y ustedes han contribuido a pagar ese sueño entonces, como hoy siguen pagando los errores, las decepciones, la mala administración, la política corrupta… con su calefacción prescindible.

Y ahora, el tercer componente del título: El Quinto Mandamiento cristiano: No matarás.

Me explico: puedo no creer en ella pero ni siquiera niego que exista un dios, varios dioses, o un Olimpo en las alturas. Ni siquiera estoy en contra, yo respeto las religiones que no son beligerantes. Si hay dios/es, yo les respeto profundamente, pues dada la miseria ínfima de la persona humana respecto del Universo no soy, pobre átomo perdido, quién para impugnar esa idea celestial. Pero, por supuesto, siempre que me respeten a mí… a toda persona humana… y a toda vida existente en mi casa, el planeta que me/nos soporta. Y, en esa dirección, he elegido recurrir a la ley cristiana en ese su quinto mandamiento.

Pero llevo tiempo preguntándome ¿Dónde en ese Mandamiento se dice “No matarás”… pero solamente a hombres (personas) y haz lo que quieras con el resto? Si el mandato fundacional y radical (no impugnable, ni discutible, ni minimizable) es NO MATARÁS, excluye absolutamente el acto de matar, sea lo que sea que pretendas matar. Negación absoluta de la violencia, de la dominación.  

Por el contrario, violencia-dominación generalizadas implican que el segundo experimento también está fallido, no conseguimos estar a la altura de las pretensiones de eventuales Seres “Superiores”. Y cada vez, peor. Este comentario, vuelvo a insistir, aporta dos ejemplos llamativos, entre millones más, de cómo el ser humano se pasa por el forro sus propias normas de convivencia y existencia. De cómo los que pueden hacerlo, detraen cuanto pueden de aquéllos a  los que dominan. De cómo, en una cascada de contagios de mala y torcida convivencia y actuación, la gran mayoría abusa a su vez, en repetición, de los más débiles de la existencia terrena: los animales.  Y lo más llamativo, importantes sectores de seres humanos maltratan y arrasan la vida animal, desde entre los más poderosos hasta múltiples sectores del resto de la población, a veces en una orgía de crueldades y torturas impensables, tanto a nivel individual (animales torturados,  defenestrados, violados, apuñalados, privados de alimentos, enclaustrados de por vida, envenenados, ahorcados, apaleados, despellejados, incendiados, atropellados) como, asquerosamente, a nivel institucional (Tordesillas, Algemesí y similares, festejos basados en la agresión a animales, exterminio masivo en perreras, comercio legal e ilegal, convertidos en mercancías, enviados a laboratorios para experimentación, utilizados en redes mercantilistas extensas, pretensiones, alegaciones e imposiciones desde el poder para considerar la tortura a toros, becerros y vaquillas como bendecida y legalizada Cultura) ¡pobre Cultura, en degeneración imparable! en España y sus regiones. España, que vuelve a ser lo que era:  un país ignorado, pobre de solemnidad, que ha vivido un espejismo que se ha evaporado, que contempla a su población volviendo a la pobreza y privación de principios del siglo pasado y anteriores, contemplando cómo la rapacidad, oficializada  y generalizada por la vía política, continúa y los mejores se marchan, mientras los demás degeneramos, manteniendo a nuestra esforzada costa a quienes componen las estructuras, superestructuras, administraciones, gobiernos, consistorios, instituciones ramificadas a cientos. A todo ese enrevesado, enmarañado y abusivo “Poder”. Y fuera de aquí, más de lo mismo.

Y, por si fuera poco, tenemos entronizado un rey aficionado a cazar, que orgullosamente cumple su sueño (que no es precisamente tener un ratito de calefacción) sonriente ante sus trofeos, matados con rifles de alta tecnología, sin conceder a la presa posibilidad alguna de escapatoria, por cualquier lugar del planeta en tranquilas vacaciones, y que se hace construir con fondos ajenos un museo para gozar del macabro resultado de las cacerías de todos los años de su vida  (hacerla y no enmendarla…), sin duda para que cuando se presente ante su Creador y su mismo dios se lo demande, pueda alegar que deja en exquisita herencia su mausoleo con los restos de la matanza por diversión, que tan importante haya sido en su existencia, como lo es en la de muchos otros fieles partidarios de Predator. Qué gloria…

Finalmente, puede que ese rey –como yo misma- ya no estemos aquí para entonces pero el meteorito exterminador de dinosaurios, ya ha partido y lleva nuestra dirección: la de otro experimento fallido.

 Y todos somos culpables, los que vulneran el Quinto Mandamiento (matan seres vivos) por acción contraria y consciente. Y los que no lo hacemos (no matamos), ni siquiera somos capaces de cambiar las cosas. Y así, hasta el siguiente despropósito.

Sara Téllez-Torre
Para ACMAT-CERO
Navidades 2013.

















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