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martes, 3 de enero de 2012

CARTA ABIERTA AL SR. BOADELLA: Muchas gracias por excluirme, en principio, de la trascendental categoría de los “gilipollas”

Haciendo gala de imparcialidad civilizada y buena educación, empezaré diciendo, en contestación a las aseveraciones vertidas por usted en: http://www.elsjoglars.com/blog.php?post=491

Señor Boadella:

Muchas gracias por excluirme, en principio, de la trascendental categoría de los “gilipollas” que sin duda tan sesuda, equilibrada, justa y amablemente usted ha creado y que pasará a alguna clase de historia sociopolítica. Me refiero a su evaluación de las 101.557 personas que han votado al PACMA, en las elecciones 2011..

Pero tengo las siguientes dudas metafísicas:

1)      Por qué usted -y en uso de qué ciencia divina- descalifica groseramente a un partido político que, como tal, tiene los mismos derechos a participar, presentarse, ser votado y ser respetado como cualesquiera otros, incluido UPyD que es el partido actual de usted mismo. Su rotundidad suena a cosas como medievalismo, fundamentalismo, totalitarismo… si no fuera porque, como usted ha sido humorista, podría resultar una simple broma no comprendida.

2)      Por qué el hecho de que las personas, en uso de su libertad política y social, hayan elegido libremente el partido a votar significa, a su parecer de modo “incuestionable”, un perjuicio a otras personas que se hallan “en situaciones límite”. No es el Pacma, ni los partidos menores, (a los cuales y a sus votantes usted no contempla en su categoría de “gilipollas”) quienes han puesto a esas personas en dificultades, las que sean que usted no define. Ni son los animalistas culpables de “situación límite” humana alguna. De hecho, todos sabemos qué categorías políticas y sociales, llámense gobiernos, bancos u otros, han llevado a estos dramas humanos. Por parte de usted, hubiera sido mejor ir con la cara descubierta y haber dicho simplemente que considera que son votos que hubieran eventualmente beneficiado a UPyD (cuestión imposible de saber) y nadie se habría ofendido, dado que la farándula tiene patente de corso en cuanto a sus opiniones en este país, cualquiera que sea la acidez o exageración o finalidad de las mismas.

3)      Mas, como muchísimas personas, eventuales e indefinidos votantes, debo encuadrarme por analogía con aquéllos a los que usted define como personas “centrando toda (¿) su atención en “las condiciones de vida de los animales… no tiene más explicación que  unos sentimientos desnaturalizados o una gilipollez monumental”:



Quien esto escribe prescindió hace tiempo de la capacidad de que le importen las ofensas, insultos, desplantes y groserías (sobre todo porque habiendo tenido un padre de oficio mecánico, conoce a la perfección todo el catálogo de barbaridades verbales y a quienes recurren a las mismas como medio de expresión) así que no me sentiría insultada ni aunque mi voto hubiera ido al Pacma, pero ¿realmente es usted tan friamente ajeno a “las condiciones de vida de los animales…?” Es evidente, Sr. Boadella, que usted no sigue, por ejemplo, los Informes sobre la Situación de los animales en el país, que periódicamente difunde Acmat-Cero

4)      Razón por la cual, tendremos muchísimo gusto en servirle en imágenes una pequeña, pequeñísima, ínfima parte de ejemplos de  los animales torturados, descuartizados, troceados, violados, reventados, cortados en vivo a tijera, cincel, cuchillo, hacha, machacados con martillo, palo, ladrillo, atravesados con punzones, navajas, quemados con alcohol, gasolina, arrastrados por el asfalto amarrados a un coche, drogados con los más asquerosos potingues, ahogados por cadenas que se les han clavado en el cuello, ahorcados de árboles a cientos donde se asfixian en una muerte agónica, tirados a pozos con o sin agua donde agonizan durante días, atados en sitios al sol sin agua ni comida hasta que la consunción acaba con ellos, confinados en cheniles donde duermen sobre sus deyecciones, envenenados traidoramente con matarratas que les destrozan lentamente por dentro, llevados y traídos como mercancías sin valor con destinos inimaginables, criados indiscriminadamente para terminar en experimentación, abandono, tortura o muerte o llevados a un breve paso por perreras incongruentes donde morirán en su mayor parte. Y eso cuando no caen en manos de algún humano trastornado, que por supuesto prefiere cachorros, cuyo sufrimiento en la red es más impactante, y los tortura despaciosa y largamente durante horas. Así que, en cuanto sea posible, para que esté puntualmente informado, le incorporaremos a nuestra lista de destinatarios. Por supuesto, esperamos que tenga la misma valentía que en su escrito demuestra, para enfrentarse a estos hechos y sacar conclusiones más civilizadas. Y mayor ecuanimidad para comprender y respetar lo que a diario presencian las personas que –según usted-centran toda su atención en las condiciones de vida de los animales”…¡por sentimientos desnaturalizados o gilipollez monumental! según su científico-técnico-intelectual criterio.

5)      Y, añado, importe a usted o no, tal atención en mi caso es la más estricta verdad: centro toda mi atención en las condiciones de la vida animal en el planeta, presente y futura, incluidos  mis descendientes, los suyos (si los tiene) y los de cualquiera. Humanos o de cualquier otra manifestación de la vida universal.

 La vida, Sr. Boadella, que empezó con una célula sin relevancia pero que ha desembocado en la evolución hasta diversificar miles de especies entre las que se encuentra la humana. Así que, parodiando su directriz de indiferencia, cuando no de desprecio, hacia toda vida no humana, le voy a recrear mi viaje fantástico hacia el momento del nacimiento de aquella célula primigenia, como en los filmes de viajes temporales:

“Me desplazo en el tiempo y salgo del escudo cronológico hace millones de años, en el momento en que los aminoácidos actúan y se crea el primer ente celular… con tan mala suerte que, como no lo veo, lo arrollo y destruyo. No importa, sólo es una (¿gilipollas?) célula sin importancia, considerada desde mi humana indiferencia. No hay nada de interés por allí y me vuelvo a casa: al salir del escudo temporal en mi época, me diluyo como gelatina en agua: hemos desaparecido, ya no existe la vida.”

FIN.

Ah, Sr. Boadella, le recuerdo como usted fue. No como es ahora.

SARA TÉLLEZ-TORRE
Para Acmat-Cero (Asociación Contra el Maltrato Animal “Tolerancia Cero”)

(Autorizada la reproducción, citando la fuente)

Un ejemplo no extremo de entre los cientos de horrores que en el país se cometen:


(Foto cedida por cortesía: Asociación Adopta Salva una Vida, de Valencia. http://adoptasalvaunavida.com/)

(c)Código: 1112290826402

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