De nuestra consideración:
La “Asociación contra el Maltrato Animal Tolerancia Cero” (ACMAT-CERO), se dirige a Vd/Vds. con el motivo siguiente:
Primero: Hemos revisado la información existente sobre la situación de una colonia de gatos, atendida por una Asociación de Mérida, que cuidaba de la manutención y vigilancia del estado sanitario de los mismos.
Segundo: Se nos ha informado que existen indicios importantes de que la empresa que realiza determinadas obras en el sector, ha intervenido por su propia cuenta, originando la desaparición de los gatos del lugar.
Tercero: Igualmente se nos ha informado de primera mano que igualmente existen indicios, en este caso impactantes, de que parte de dicha desaparición se ha realizado emparedando literalmente a cierto número de animales, sepultándolos en el cemento.
En consideración a lo cual:
I.- Está demostrado en distintas partes del mundo y de este país, que la existencia de colonias urbanas de gatos no es culpa de los propios animales, sino de la desidia, mala conciencia, ineficacia y crueldad de los ciudadanos que abandonan impunemente a los animales, sin responsabilidad de su tenencia y sin haberlos esterilizado, con lo que es la acción humana la que origina el problema, si es que existe.
II.- En muchos casos las protestas de algunos ciudadanos sobre dichas colonias, igual que respecto de cualquier animal abandonado, son puramente egoístas: ignoran lo que de bueno, ético y responsable tiene la existencia de los animales, para pasar a alegar argumentos fáciles y manidos como son las molestias que LES producen presuntamente. El ruido de los gatos para nada es comparable al ruido del tráfico y de la propia gente, ni el sonido de los animales es algo extraño en el mundo de cada día, de modo que no es ninguna razón de peso.
En cuanto a razones sanitarias en la mayoría de los casos son igualmente infundadas, dado el hecho de la vigilancia e intervención de las Protectoras en las colonias, su esfuerzo (sin ayuda institucional alguna) para esterilizar a los animales y mantener su número estable; su responsabilidad en la recogida de los que presentan algún problema (a su exclusivo cargo y cuenta igualmente), y su traslado al veterinario; su aportación de comida a las colonias (de un modo razonable, que les da un equilibrio físico sin quitar el valor de su persecución a los roedores) y tantos otros etcéteras.
III.- De cualquier modo, no se les oculta que en el presente caso no sólo se ha producido un delito cuantificable (por más que eventualmente no pueda probarse por la falta maliciosa de valores probatorios) al menos a nivel de la ética de cada persona al evaluar los hechos, sino que lo que es absolutamente evidente y probado ha sido la intervención irracional, irresponsable y cruel de la empresa de construcción, interviniendo en el desmantelamiento de la colonia, sin acudir a las vías legales y legítimas, cual serían poner el hecho en conocimiento del Ayuntamiento y pedir directrices de los responsables jurídicos sobre el tratamiento de los animales.
Esta Asociación de ámbito nacional interviene en aquellos asuntos que llegan a su conocimiento con una base fundamentada o pública, como ocurre en el presente caso. No es la primera vez que se presenta una protesta por malos tratos o torturas de animales en Extremadura y, lamentablemente, no será la última.
En vista de lo informado y lo alegado, esta Asociación-
PRIMERO: Protesta airadamente por la permisividad de los estamentos municipales ante lo ocurrido a la colonia de gatos del Templo de Diana.
SEGUNDO: Exige de las autoridades de Mérida el esclarecimiento de los hechos y la depuración de responsabilidades en los mismos, tanto en lo referente al aparente emparedamiento como ante la actuación irresponsable de la Empresa constructora en el llamémosle desalojo de los animales que allí habitaban habitualmente.
TERCERO: Exige de las autoridades de Mérida, y de Extremadura, que extremen los requisitos, mediante suficiente publicidad y advertencia, bien en los medios de comunicación, bien en los propios contratos administrativos, de que cualquier actuación de contratistas, empleados, funcionarios o de los propios ciudadanos DEBE NECESARIAMENTE respetar la vida animal donde quiera que se encuentre, teniendo el contratista, empleado, funcionario o ciudadano la obligación –si se requiere de intervención- de recurrir a las autoridades competentes o, ignorando quiénes sean, a la policía municipal o, en su caso al Seprona, autoridades cuyo contacto está al alcance de cualquier persona.
CUARTO: Exige de las autoridades de Mérida, Extremadura y del país entero, una toma de posición –sea cual sea su ideología sociopolítica- firme y clara por la que el ciudadano del común entienda que la libertad humana para cometer desafueros con los animales, sean de la clase que sean, y muy especialmente la tortura y muerte de los mismos, es un acto reprobable tanto a nivel social como a nivel legal y administrativo, y que la comisión de tales actos originará la correspondiente represión de las fuerzas del orden y de los servicios judiciales.
QUINTO: Dado que determinadas Protectoras, según nuestras noticias, ACUDAME de Mérida y PROGATOS de Madrid, avalan una propuesta de regulación para el mantenimiento humanista y ético de una colonia de gatos en el Templo de Diana (como evidentemente ocurriría ya cuando el Templo fue edificado) sea acogido por las autoridades correspondientes como un esfuerzo admirable (de personas particulares, que ceden su tiempo, su esfuerzo, su capacidad y su ánimo desinteresadamente) a favor de la Cultura del ser humano actual, de la responsabilidad de las personas en la desaparición de la crueldad atávica del hombre y muestra clara de que la sociedad actual exige cada vez más la colaboración cercana entre el administrado (que finalmente es el que pone el dinero) y la Administración (que existe, porque el ciudadano paga).
Finalmente, esta Asociación les ruega un examen de sus propias conciencias y actitudes frente al problema del maltrato animal, con la seguridad de que de ello se producirá una comprensión más humanista, europeísta, generosa y ética del problema del maltrato a animales por parte de los seres humanos.
Fdo: Yudit de Leonardo Marchal, Presidenta de Acmat-cero
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