SARA TÉLLEZ COMENTA DOS NOTICIAS
Dinosaurios,
quinto Mandamiento y por qué somos ganado en propiedad.
¿Un título inexplicable? El análisis de dos
noticias difundidas por los medios de comunicación me ha sugerido las tres
cuestiones del título. Tened paciencia o empezad por el final.
Dícese, en
algunos sectores de inquieta investigación, que la extinción de los dinosaurios, sin ser la primera en la
andadura del planeta, sí que es muy clarificadora. Esa especie dominó la tierra
de un modo absoluto, durante un montón de millones de años: Si un Ente los puso
ahí, sin duda les aplicó eso de “creced y multiplicaos” y lo hicieron
con total perfección, usando y abusando de toda la tierra en la medida de sus exigencias,
basadas en la violencia y su número en expansión. Tan bien les iba que si no se
hubieran extinguido… habrían terminado con ellos mismos y con su sustento terrestre,
debido al número y a su evidente falta de capacidad para analizar situaciones,
sacar conclusiones y reformar sus hábitos. Incluso, de haber tenido futuro, y evolución
cerebral suficiente en algún grupo, el mismo habría esclavizado, explotado, y
convertido en ganado de carne al resto, sin otra opción.
Pues bien, un
sector de los analistas señalan, con apreciables fundamentos, que fueron un experimento fallido. Quizá por
ser creación de endiosados alienígenas aficionados a la experimentación en
laboratorios planetarios, esto es, que crearon dinosaurios en plan ovejas
Dolly a lo bestia. Pero debieron de comprobar que, por ahí, no iban a parte
alguna: si se crece y multiplica
indefinidamente, sin capacidad de razonamiento y reversión, el planeta se llena, se matan entre todos o
se quedan sin comida. El creador galáctico impaciente decidió quizá evitar esa
futura extinción cruel, larga y miserable. Y, los liquidó de un plumazo,
mediante un misil de largo alcance y mandó
un meteorito
cuidadosamente medido y pesado, para un remate rápido. O algo así.
Extinguidos ya. Bueno,
pues a empezar de cero y segundo intento,
un puñado de añitos y aquí estamos nosotros, debidamente corregidos los fallos previos: con cuerpos pequeños tenemos un centro de
control en constante desarrollo (el cerebro), que nos hace evolucionar y
perseguir un fin que, conforme a la experiencia, no debería ser ya un “creced y multiplicaos” infinito, pero que lo es de nuevo. Los “experimentadores
de allá arriba” no han eliminado el instinto de dominación y la historia vuelve a repetirse. Y volverá,
previsiblemente, a fracasar. Cualquiera
puede comprobar que somos y actuamos como
dinosaurios: unos contra otros y todos contra el planeta. A nivel personal,
local, nacional, internacional y global, se tome por donde se tome.
Pues bien, al
caso, y con referencia a la parte del título “por qué somos ganado en
propiedad”, ya sea del “creador”, ya de la “élite terrena” y referido
en exclusiva a la humanidad, aquí va la primera
noticia (1) (publicada por varios
periódicos, por ejemplo en 20 minutos) en este caso producida dentro de una
nación de cuarta fila, como somos, y que avisa perfectamente del “efecto
dinosaurio”, por el que unos son (socio-económicamente)
comida de otros, mientras a su vez comen a otros, y así hasta donde se puede. Título de la
noticia: “Un tercio de las personas
mayores atendidas por Cruz Roja no puede poner la calefacción”. Y destaco el dato: el 33,3% de los mayores
informados “no puede poner la calefacción ni una hora al día”. Esto en
un país (deteriorado por la corrupción,
desgarrado por la rapacidad institucional, destruido por la demolición del
bienestar) con un invierno corto pero extremado en una gran parte de su
territorio, y que afecta, entre otros, a personas de escasa movilidad que pasarán la mayoría de su tiempo quietos,
supongo que bajo toneladas de ropa, en su casa. Con el dato añadido de que una
parte de ellos, además, ayuda a sus descendientes a sobrevivir económicamente. ¡Qué panorama, muestra evidente de lo que
está pasando! Que es que la razón
humana es ineficaz e indiferente.
Y ahora, la otra noticia (2), igualmente
difundida por los medios (por ejemplo en
televisión) de comunicación: “El Rey
construyó en 2007 un pabellón de caza que fue pagado por patrimonio nacional”
(esto es, con el dinero público de todos
nosotros) Y menciona el coste: Dos
millones de euros.
Y señalo,
reproduciendo unas líneas que proceden
de un tal A. Montero que: el rey “vio
cumplido uno de sus sueños: tener su propio pabellón de caza”, y más
adelante: “el pabellón de caza está situado muy cerca de Zarzuela y hasta allí
fueron trasladados todos los trofeos de caza del monarca una vez terminada su construcción y que hasta ese momento
estaban dispersos en fincas de patrimonio y casas de amigos”.
¿Les parece poco? Pues
atiendan: “tiene 1.700 m2... la planta baja tiene 1.000 m2 y la superior… tiene 700 metros2. La altura
de los techos es muy elevada para que entren piezas de mayor tamaño, como
elefantes o jirafas y dispone de una
sala acorazada de 200 m2 para guardar
las armas. Los materiales…son de primera calidad…” Menudo despelote
social, tanto en 2007, que se construyó, como, aún más, visto desde la
perspectiva actual. Importamos sólo para producir recursos y pagar
involuntariamente los antojos y gustos a quienes disponen del Poder. Somos ganado en propiedad, aunque,
siéndolo, también se tenga derecho a otro
tipo de ganado en triste propiedad.
Dinosaurios
somos… y entre nosotros nos comemos. Pero
tranquilos, abuelos sin calefacción que asisten con sus míseros
recursos a sus familias, que el rey ha
cumplido su imprescindible sueño de
cazador sin hambre, y ustedes han contribuido a pagar ese sueño entonces,
como hoy siguen pagando los errores, las decepciones, la mala administración,
la política corrupta… con su calefacción prescindible.
Y ahora, el tercer componente del título: El
Quinto Mandamiento cristiano: No
matarás.
Me explico:
puedo no creer en ella pero ni siquiera niego que exista un dios, varios dioses, o un Olimpo en las alturas. Ni siquiera estoy en contra, yo
respeto las religiones que no son beligerantes. Si hay dios/es, yo les respeto profundamente, pues dada la miseria ínfima
de la persona humana respecto del Universo
no soy, pobre átomo perdido, quién para impugnar esa idea celestial. Pero, por
supuesto, siempre que me respeten a mí… a toda persona humana… y a toda vida existente en mi casa, el planeta que me/nos soporta. Y, en esa dirección, he elegido recurrir
a la ley cristiana en ese su quinto
mandamiento.
Pero llevo
tiempo preguntándome ¿Dónde en ese
Mandamiento se dice “No matarás”… pero solamente a hombres (personas) y haz
lo que quieras con el resto? Si el mandato fundacional y radical (no impugnable, ni discutible, ni
minimizable) es NO MATARÁS,
excluye absolutamente el acto de matar,
sea lo que sea que pretendas matar. Negación absoluta de la violencia, de la
dominación.
Por el
contrario, violencia-dominación generalizadas implican que el segundo experimento también está fallido, no conseguimos estar a la
altura de las pretensiones de eventuales Seres “Superiores”. Y cada
vez, peor. Este comentario, vuelvo a insistir, aporta dos ejemplos llamativos,
entre millones más, de cómo el ser humano se pasa por el forro sus
propias normas de convivencia y existencia. De cómo los
que pueden hacerlo, detraen cuanto pueden de aquéllos a los que dominan. De cómo, en una cascada de
contagios de mala y torcida convivencia y actuación, la gran mayoría abusa a su vez,
en repetición, de los más débiles de la existencia terrena: los animales.
Y lo más llamativo, importantes sectores de seres humanos maltratan y arrasan la vida
animal, desde entre los más poderosos hasta múltiples sectores del resto de la
población, a veces en una orgía de crueldades y torturas impensables, tanto
a nivel individual (animales torturados,
defenestrados, violados, apuñalados, privados de alimentos,
enclaustrados de por vida, envenenados, ahorcados, apaleados, despellejados,
incendiados, atropellados) como, asquerosamente,
a nivel institucional (Tordesillas,
Algemesí y similares, festejos basados en la agresión a animales, exterminio
masivo en perreras, comercio legal e ilegal, convertidos en mercancías,
enviados a laboratorios para experimentación, utilizados en redes
mercantilistas extensas, pretensiones, alegaciones e imposiciones desde el
poder para considerar la tortura a toros, becerros y vaquillas como bendecida y legalizada Cultura) ¡pobre Cultura,
en degeneración imparable! en España
y sus regiones. España, que vuelve a ser lo que era: un país ignorado, pobre de solemnidad, que ha
vivido un espejismo que se ha evaporado, que contempla a su población volviendo
a la pobreza y privación de principios del siglo pasado y anteriores,
contemplando cómo la rapacidad, oficializada
y generalizada por la vía política, continúa
y los mejores se marchan, mientras los demás degeneramos, manteniendo a nuestra
esforzada costa a quienes componen las estructuras, superestructuras,
administraciones, gobiernos, consistorios, instituciones ramificadas a cientos.
A todo ese enrevesado, enmarañado y abusivo “Poder”. Y fuera de aquí, más de lo
mismo.
Y, por si
fuera poco, tenemos entronizado un rey aficionado a cazar, que orgullosamente cumple su sueño (que no es precisamente tener un ratito de calefacción) sonriente ante
sus trofeos, matados con rifles de alta tecnología, sin conceder a la presa posibilidad
alguna de escapatoria, por cualquier lugar del planeta en tranquilas
vacaciones, y que se hace construir con fondos ajenos un museo para gozar del
macabro resultado de las cacerías de todos los años de su vida (hacerla
y no enmendarla…), sin duda para que cuando se presente ante su Creador y su
mismo dios se lo demande, pueda alegar que deja en exquisita herencia su mausoleo
con los restos de la matanza por diversión, que tan importante haya sido en su
existencia, como lo es en la de muchos otros fieles partidarios de Predator. Qué gloria…
Finalmente,
puede que ese rey –como yo misma- ya
no estemos aquí para entonces pero el meteorito
exterminador de dinosaurios, ya ha partido y lleva nuestra dirección: la de otro experimento fallido.
Y todos somos
culpables, los que vulneran el Quinto Mandamiento (matan seres vivos) por
acción contraria y consciente. Y los que no lo hacemos (no matamos), ni
siquiera somos capaces de cambiar las cosas. Y así,
hasta el siguiente despropósito.
Sara Téllez-Torre
Para ACMAT-CERO
Navidades
2013.