Powered By Blogger

Toros

Toros
Este lugar es antitaurino

sábado, 22 de junio de 2013

BARBARIDAD INSTITUCIONAL. SARA TÉLLEZ-TORRE

Situación de los animales en España.



Barbaridad institucional.


Durante los últimos dos años, más o menos, las barbaridades  en España –de forma continuada y continua- contra los animales han venido ocurriendo a nivel grupal o individual, espectáculos aparte: Fueron asuntos horribles, tales como la burrita con las tripas reventadas por un grupo de quintos ( en un pueblo del Oeste español) http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/temadeldia/los-quintos-de-torreorgaz-matan-a-una-burra-a-patadas-y-con-un-palo-en-recto_473826.html, habiendo otro grupo de jóvenes acosando a una vaquilla brutalmente hasta la muerte (en un pueblo del Sur de España) http://www.publico.es/espana/316783/una-vaquilla-es-maltratada-hasta-la-muerte-en-alhaurin-el-grande , la matanza de Schnauzi (en un lugar inconcreto) http://www.laverdad.es/murcia/v/20110216/espana/tortura-perro-moviliza-policia-20110216.html, los  cachorros con miembros cortados en vivo (en el Oeste del país) http://www.hoy.es/20110325/local/badajoz/detenido-hombre-badajoz-torturar-201103251309.html, los asaltos y matanzas de animales en albergues de Protectoras (en distintos lugares, Este,  Noroeste y Centro del país)… http://www.publico.es/espana/122149/una-protectora-denuncia-la-violacion-la-tortura-y-la-muerte-de-una-de-sus-perras

Ejemplos llamativos, que no únicos: de forma silente están los ahorcamientos de galgos por cazadores (ya no sirven para su “ocio” y los ahorcadores contemplan divertidos los minutos de ahogamiento progresivo del animal, que nota el roce con el suelo, sin alcanzarlo en su desesperación); los abandonos indiscriminados de animales amparados sus dueños en la ilegalidad (no cumplimiento de la obligación del chip para un animal que nadie le obligó a tener) y el cobarde abandono secreto, nocturno o programado (ahí te quedas, en cualquier sitio, a tu suerte…); las apresuradas entregas a las perreras de perros supuestamente peligrosos, o no  (por librarse de obligaciones específicas antieconómicas); la dejación de la atención veterinaria (un gasto ¿innecesario?), cuando no la ausencia de comida (que la economía está muy mal…), los amarres con cadenas menores de un metro que inmovilizan a los animales (total, sólo son bichos), el desparrame de gatos a los que se abandona de noche en los parques (¡ya los cuidará alguna “loca de los gatos”!), los animales que llegan recogidos por protectoras privadas, apaleados, quemados, atravesados con punzones (y que con magros recursos cuidarán a su propia costa), o a los que se tirotea y atraviesa, o se revienta o empareda en zonas urbanas de postín, los cachorros (perros, gatos) a los que se ha permitido irresponsablemente nacer y que el dueño culpable mete con sus lloros famélicos en una bolsa de basura y la tira al contenedor donde morirán de hambre, frío y asfixia o triturados por el compactador del camión de la basura, y muy recientemente el desplome del sector de los equinos (caballos-burros-mulas), a los que muchos particulares ya no quieren atender y destinan en buena parte al matadero (la carne se cotiza), por medio de supuestos por los que se les da el pase como ganado (y por tanto, carne inespecífica) en lugar de amigos y fieles servidores de los hombres, que lo fueron. Sin trabajar, como siempre han debido hacer, las instituciones públicas, para impedir la natalidad y la cría de animales, que continúa produciendo material biológico para barbaridades múltiples.

Pero eso son ejemplos individuales: muchos, muchísimos hay y son maldades de conciencia, de personalidad, de actuación privada, como tantas otras cosas ilegales, ilegítimas, amorales… pero cometidos por gente, identificada o no, pero con identidad personal. Sí, de gente que, si más allá de este mundo hay Justicia para Todos, se tendrá que enfrentar a ella en su futuro, y muy duramente.

 Pero no me refiero aquí más a ellos, no. La barbarie que veo ahora instalarse es la institucional: el impulso oficial para la degradación absoluta de la cualidad del animal hasta lo más bajo de la creación, tanto más cuanto más cerca han estado históricamente de la persona humana:


En Toledo (¡importante capital!), hace unas semanas, y después de muchísimos   años erradicada, ha rebrotado la rabia en la península. Las instituciones han matado a tiros al perro infectado, luego a otro perro más (¡por estar bajo de defensas!) http://www.periodistadigital.com/castilla-la-mancha/toledo/2013/06/14/perros-aislados-toledo-sacrificado-rabia.shtml y han confinado a unos cuantos más. Han implantado una zona de exclusión para cerrar la posibilidad de extensión del brote y dado normas para control de perros, gatos y hurones, que van a caer fulminados a poco que se dejen ver sueltos. http://www.latribunadetoledo.es/noticia/ZDA9F9FC2-DDBA-472A-187194BB678D23DA/20130611/junta/ordena/inmediata/captura/perros/gatos/callejeros  Veamos: los animales van a considerarse tan, tan bajo, que en realidad ya se ha dictado su destino: el Sr. Director de Agricultura, de la Junta Autonómica, político él, como tantos, ya ni se molesta en disfrazar verbalmente la situación: para qué, si saben manejar el miedo de la gente para barnizar de conformidad popular a sus acciones, y el país es de ellos, de los políticos, y los humanos somos los siervos-contribuyentes (a su bienestar y nuestro malestar) y los animales los consideran una utilitaria biomasa indiscriminada:

… animales vagabundos… con rabia o sin rabia. No habría que esperar a situaciones como ésta para retirarlos, puesto que hay elementos de seguridad… que recomiendan cercenar la existencia de los mismos…  (el subrayado es mío)

Trasladen estas frases (que pueden encontrar en el enlace periodístico correspondiente) a los años 39-45 del siglo pasado (II G.M.) y verán un retrato perfecto de lo que se podía alegar, razones cualesquiera que eligieran, entonces para justificar los subsiguientes campos de exterminio.

 Cuando, antes bien, la culpa, toda la culpa, la grandísima culpa real de este brote de rabia proviene de la torpeza política de que, en Castilla-La Mancha, al socaire de que la rabia no existía ya, la vacuna de la rabia –obligatoria anualmente casi en todas partes- allí era bianual, esto es, se vacunaba (los que lo hacían) cada dos años. Sólo en 2012 (el año pasado) se volvió a instaurar la vacuna anual… pero cuando el perro con rabia se instaló en Toledo, muchos animales estaban (y están) desprotegidos gracias a la previa situación. Si esa permisividad se debió a los socialistas y la norma anual actualizada se debe a los populares, a mí me da lo mismo. Las herencias es lo que tienen: que heredas el activo y el pasivo, (como los hijos de los padres), los políticos “heredan” de los políticos anteriores (o renuncias a la herencia pero ¿algún político lo hace en su materia?). Claro, luego son todo excusas y echar la culpa a los anteriores (políticos), que echaron la culpa a su vez a los anteriores a ellos (políticos), que eran los mismos que los posteriores (políticos). Pero el pastel, o la plasta, son los mismos y las maneras, los modos y los motivos, también. Todo cambia para que nada cambie: los políticos. La política.

Zaragoza (¡importante capital!), hace unos días: alguien llama a la policía (ignoro si agentes municipales o nacionales) por haber un perro en un parque que ladra y molesta. A qué le ladra, no queda acreditado. Quién llama y denuncia, tampoco. Viene un equipo policial, supuestamente tratan de pillarlo (¿a mano, sin correas, sin golosinas, sin paciencia, sin simpatía, sólo con uniformes y porras?) y, como no se deja y una vez más, ladra, uno saca una pistola y lo mata http://www.antena3.com/noticias/sociedad/perro-muere-calle-zaragoza-ser-abatido-tiro-policia-local_2013061700042.html. Allí, en un parque, con niños y madres y abuelos.  Luego dicen oficialmente que era un mastín de “tropecientos” quilos y peligroso: la foto que hemos visto en el periódico, con el animal abatido, es de un mestizo de samoyedo (de lo más pacífico en perros) o un perro de aguas (más de lo mismo). Resulta que el dueño andaba por allí, borracho según las informaciones. Conociendo a los perros, y éste que descanse en paz, el animal ladraría para posiblemente para llamar la atención de la situación inestable del dueño, como otros lo hacen para salvar a la gente en un incendio o para avisar del desplome súbito de su amo con un síncope. Los perros sólo saben hacer estas cosas audibles: lloran, aúllan, ladran, gruñen. Si llora, sufre física o anímicamente; si aúlla, identifica su territorio; si ladra, avisa de que algo ocurre, lo que sea; si gruñe, y no siempre, puede morder (¿debo recordar el refrán: perro ladrador, poco mordedor? Sabiduría popular que no es, precisamente, simpática con los animales). Este perro ladraba, pues se lo cargaron. Si sólo hubiera llorado, igual también.

A esta institución policial no se le ocurrió (¿para qué si sólo era un bicho?), llamar a los servicios veterinarios (¡que tiene todo ayuntamiento, no digamos Zaragoza capital!) o zoológicos, o asociación protectora de la zona, para que lo sedaran o le echasen una red (¡que no era un mastín!) o alguien con oficio simplemente lo lazara (¡que lo hacen a diario los empleados de las perreras!) No. El señor policía, en uso de sus facultades gubernamentales delegadas, le pegó un tiro. Nadie dice si siquiera los agentes se dedicaron previamente a lo que tenían que hacer, retirar a la gente de la zona, ordenar la situación, coordinar el orden del entorno, evidentemente ni siquiera recurrir a profesionales de la captura, aunque pueden afirmarlo cuando les convenga. Luego, sin remedio ya, surgieron los testimonios privados que afirmaban que se había matado a un animal anciano, conocido por muchos, pacífico y sin problemas. Ya estaba muerto, a tiros y públicamente. Y al dueño además lo detienen, por borracho. El dueño, que por ebrio que estuviera, según dicen, al ver muerto a su perro, lloraba.



Alicante,  (¡importante región!), hace dos o tres días, personas particulares dan el aviso de que en una cuadra hay 16 animales (burros y caballos, o quizá 9, según otras informaciones), http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/14/alicante/1371209665.html atados corto a una barra, sin comida, con solo agua (que, como conozco el paño, estaría podrida y verde, eso lo digo yo) dejada en el suelo, al centro de la barra de amarre (no pudiendo llegar a ella los de los extremos). Flacos hasta la extenuación (hay foto)




y los caballos con los cascos deformados (no se los liman y terminan mal-pisando con el hueso de un modo muy grave y terriblemente doloroso). Todos ellos camino de la muerte, muchos por consunción ya inevitable, otros porque el ayuntamiento (¡en Alicante, gran región, con recursos!) no detectó o no le importó o no intervino en esta situación de abandono hasta que alguien, una persona privada,  la detectó, pero los habrá decomisado (en aplicación de la fría ley de la matanza programada), los llevará, o ya lo ha hecho, a perrera o cercado y los hará liquidar finalmente y creerá “el deber cumplido” mientras el dueño abandonador se ha librado de sus 16, o 9, enormes molestias, estupenda suerte incluso si le “cae” alguna mínima obligación jurídica. Hay una Protectora especializada en équidos que ha podido colaborar en el asunto, podrá poner un parche a la dejación, a lo mejor le han permitido retirar algunos de los animales (y que gaste dinero privado en rehabilitarlos a su costa) podrá… clamar en el desierto, como hacemos todos. Las instituciones regionales, obligadas incluso legalmente a la vigilancia y seguimiento de la situación de los animales (¡que estamos en Europa!), no vigilan, no siguen, no sitúan, no nada. Salvo llevarlos por vía rápida a su fin definitivo. Claro que, así como la rabia de Toledo ha venido de Marruecos, es que a lo mejor… no estamos en Europa. Sino en medio de ninguna parte.





Canarias (¡las islas afortunadas!), una de las siete islas, hace muy pocos días                              un periódico publica que un burro herido, abandonado de su dueño (sic) incapaz de moverse, en una zona de una población, está siendo alimentado por unos alemanes, que los mismos han llamado a la policía (supongo que local) y que no les han hecho ningún caso http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=303432. Una Asociación contra el maltrato a animales interviene de inmediato, desde muy lejos, en la península, tratando que el Seprona (que al parecer allí no tiene retén), o Protectoras de la zona (que no tienen medios ni capacidad) o quien sea que pueda, verifique la situación. Vaya, pues entonces, con enorme rapidez el periódico publica un desmentido del ayuntamiento del lugar, diciendo que el burro es de manada (no sé si con eso quiere decir salvaje) y que la misma está atendida por el consistorio y que se le da maíz y agua, que para nada está abandonado, etc. etc. etc. http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=303653

Administración, (ya sea nacional, autonómica, provincial o local) hija predilecta de la política y su mejor herramienta de manejo de los asuntos espinosos. No tengo duda de que los alemanes (ellos incluso ofrecían pagar los gastos de curación, si alguien trasladaba al animal) que destaparon el asunto, de muchas cosas no serían conscientes: de la ineficacia de la administración española, del despego de la población española frente a los animales (aunque de esto sí que lo eran), de la indiferencia de dueños españoles de animales cuando quieren racanear los euros que les cuestan, por no hablar aquí de los tiros de gracia tras la temporada de caza o por diversión, de los criadores que venden cachorros a laboratorios propios o ajenos para experimentos, del negocio ilegal de las peleas de perros y los robos de perros domésticos para que los destrocen vivos en entrenos de peleas, las también ilegales peleas de gallos, convertidos en animales de feroz hostilidad, las perreras de las que algunos ayuntamientos entregan la gestión a empresas desratizadoras (que sin duda amablemente “no usarán” raticida, veneno barato, para las muertes de perros y gatos programadas), las eutanasias sin control en recogidas y encierros en perreras, en las que no se tutela o beneficia la adopción sino producir números a la baja (¡hagan sitio, hagan sitio!, “soylent green” de camino), la importación incontrolada de cachorros de razas explotadas desde países eslavos, transportados en condiciones inhumanas y perecidos la mitad de ellos cruelmente en el viaje, para su venta y lucro mercantil… pero de lo que sí necesariamente tenían que ser conscientes los alemanes, y no tengo la menor duda, era de que el burro estaba inmóvil y herido y de que ellos le daban de comer. ¿Tutelado?

En toda España (y sin calificativos), el gobierno y la administración están empeñados en imponer por imperativo de Ley, en pleno siglo Veintiuno europeo y universal, que la tortura, la sangre y la matanza de animales es ARTE Y CULTURA http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/13/toros/1371152956.html. Y empujan, alientan y recomponen repugnantes fiestachos que agonizan, usando su facultad de legislar y subvencionar, y poniéndoles a esas palabras, dignas de muchísimo mejor uso, matices insultantes, ofensivos, degradantes, dado que los aplican como insignes calificativos del  abominable derecho a la matanza por diversión; cualquiera que conozca, sepa, intuya qué es el arte y la cultura, sabe que si de algo están exentas esas bondades de la humanidad en progreso, es de la crueldad y la muerte programada. De modo que en este país y sus regiones (con pocas excepciones, más que honrosas) muchos espectáculos públicamente incluyen tortura, alanceo y diversas muertes espantosas de animales para regocijo de… o para beneficio de… o para perjuicio de…, y los impulsan con ayudas salidas del dinero de nuestros bolsillos, a nuestro pesar, atropellando principios de ética y conciencia, ignorando la realidad y las estadísticas, renunciando a la razón y la lógica, derivando dinero de necesidades humanitarias actualmente acuciantes, para desparramarlo en encumbrar un muy mal llamado “arte y cultura” que chorrea sangre de matanza instituida, esto es, de barbarie medieval, no sólo no eliminada sino jaleada.

Sólo me he referido a muestras parciales de barbaridad institucional. En algún caso, actuación bárbara en el sentido literal de la palabra. En los otros, actuación bárbara por falta de evolución ética, de compromiso moral, de aceptación de la verdad, de reflexión humanitaria, de análisis de situación, de comprensión de lo que es el mundo en que vivimos y de que no hay otro donde ir; por falta de profesionalismo, por exceso de megalomanía, por malos hábitos adquiridos. La culpa es de los que les pagamos y no les exigimos.

  Vergüenza general por hacer, y permitir que se haga con los animales lo que se les hace, tanto a nivel personal como inaceptablemente, a nivel oficial. Y entretanto, entre muerte y muerte,  siguen las instituciones dejando libremente en manos de cualquiera la cría incontrolada, libre, arbitraria de miles y miles de nuevos animales, para que –al margen de que un sector de ellos tenga suerte y tenga dueño y tenga Justicia, que no es para Todos- luego sean abandonados, disparados, torturados, despreciados, negociados, exportados sin saberse dónde, importados sin saberse para qué, vendidos, trocados, cedidos, regalados, expuestos, transportados, manipulados, cuando no matados o despedazados. Ignorados de la Justicia (muchos de ellos)… mientras siguen y siguen dejando camadas de miles de animales que vuelven a girar en la misma rueda demoledora.

 Detengan (políticos, instituciones, organismos) actuaciones impresentables y gestionen como lo que son, empleados y mandatarios a sueldo del país… entero, no sólo de los lobbys mercantiles, esos que también dirigen la vida y muerte de los animales. Y al paso que llevamos, también la de las personas.


Sara Téllez-Torre
Para Acmat-Cero
19 de junio de 2013.